Antes de nada, espero que me perdonéis pero os voy a meter un “rollo” sobre el mundillo de los coleccionables (ahora que estoy metido en el tema XD). Para empezar, lo más curioso es que legalmente uno compra el fascículo, y viene con regalos (llamados “gadgets” en la industria); no al revés… aunque la mayoría de gente compra los coleccionables por los gadgets. Sé que pensáis (y yo mismo lo hacía) que, viendo el precio al que puedes comprarlo por separado, es un timo. Pero creedme, los fascículos NO están para comprar el gadget y punto, sino porque se quiere la colección.
Además, que no es el mismo precio. Pongamos un fascículo de 10€. De esos 10€, entre 3€ y 4€ se los queda el tendero (quiosquero), y entre 2 y 3€ se lo queda papá Estado para hacernos felices a todos
Y sí, con los números 1 de cualquier colección, el márgen está súper ajustado, de forma que se gana MUY poco con cada fascículo número 1 vendido (pero algo se gana SIEMPRE). Cuando se gana más es con las suscripciones y el “factor enganche”, que la gente pique el anzuelo. Para ello no basta con hacer gadgets que gusten; tienes que hacer una colección que interese, que sea completa y que tenga algo que sólo puedes conseguirlo ahí. Y todo eso, mostrar lo que la colección puede hacer, tiene que estar condensado en el número 1.
Vale. Ya os he metido el rollo XD, pero ahora sabéis un poquito más sobre el mundo de los coleccionables. En el caso que nos atañe, este coleccionable de Warhammer de Altaya venía (como gadgets) con miniaturas de plástico Citadel, algunas pinturas (o pinceles… ¡anda que no usé yo esos pinceles!), dados… vamos, un poco de todo. Y sí, lo que venía (aparte del fascículo) en cada número no solía costar más de 1€… comprado al mayor a Games Workshop.
El primer número si no recuerdo mal costaba 495 pesetas (unos 3€, ¿alguien puede verificarlo?), y además del fascículo venían cuatro pinturas, un pincel, un par de dados, dos arqueros bretonianos y dos Orcos (uno con arma de mano y uno con arco). Como podéis suponer, para muchos esos 3€ eran muy tentadores para pillar dos, tres o cuatro “números 1″. De hecho, por 18€ podías tener (además de 6 pinceles, dados y bastante pintura “básica”) doce arqueros bretonianos y doce Orcos. Un buen precio, teniendo en cuenta que la caja de 14 (¿14?) Guerreros Orcos valía 3.200 pesetas (unos 20€), por lo que salías ganando bastante. Sí, eran los orcos de Quinta… pero si estabas pensando en empezar (o ampliar) un ejército pielverde, se trataba de un muy buen precio si sólo pensabas en los gadgets.
El segundo número (ya a 995 pesetas, 6€) tenía, además del fascículo, cuatro Arqueros Bretonianos más y ocho Goblins (cuatro arqueros y cuatro lanceros). De nuevo “salía a cuenta”; con tres “número 2″ (18€) tenían 24 goblins, y la caja de goblins “normal” tenía 20 goblins por 20€… y eso sin contar con los bretonianos. El tercer número empezaba con las otras razas, y además de un botecito de pintura verde venía con cuatro esqueletos. El cuarto traía un Caballero Bretoniano, y el quinto cuatro Orcos Negros de plástico. Y a partir de ahí se iban alternando los números con bretonianos y/o pielesverdes, con los números de “otras razas”.
Si te hacías la colección completa (que creo que era de 40 números) acababas con un ejército inicial bretoniano (26 arqueros y 12 Caballeros; si ya tenías la caja de Quinta era un interesante refuerzo… aunque todo fueran básicas), un más que buen ejército pielverde (42 orcos, 42 goblins, 12 orcos negros y 2 fanáticos) y varias miniaturas de los demás ejércitos de Warhammer. Todo miniaturas de plástico y todo de los ’90 (monopose salvo los Saurios y Caballeros del Reino). Sí, podéis deducir que Altaya compró a Games Workshop esas miniaturas a 1€ más o menos… Como eran matrices cuyo coste fijo estaba más que amortizado (y su coste variable era de mucho menos de 20 céntimos por matriz, y estoy incluyendo transporte y almacenaje) podéis ver que incluso comprando a esos precios tan bajos Games Workshop tuvo beneficio. (Y sé que muchos pensáis, “joder, a 1€ yo le compraría docenas de matrices”…)
Pero lo más interesante no eran las miniaturas (te cagabas en todo el fascículo en que te venían dos Enanos del Caos), sino los fascículos en sí; la colección estaba bastante bien diseñada. Como suele ocurrir en este tipo de colección, los fascículos se dividían en varias secciones: razas (donde se explicaban las razas del mundo de Warhammer), las reglas, hobby (pintura, modelismo, escenografía), escenarios (para ir aprendiendo a jugar) y cómic (Malus Darkblade). Sinceramente, no sé si se podría haber diseñado el coleccionable de alguna forma mejor… pero creo que no.
El diseño del coleccionable (así como la escritura de los escenarios) me comentó un colega (ex-polo rojo de la vieja tienda de Glòries) que fue un encargo a un empleado de Games Workshop (no recuerdo el nombre); le ofrecieron escribir la colección a cambio de una cantidad de dinero. Tenía que diseñar, estructurar, dividir y crear los fascículos. Lo siento, no recuerdo la cantidad, sé que en su día me pareció bastante, pero ahora veo que para el curro que fue, tampoco era para tirar cohetes (no sé si serían 6.000€, 10.000€ o 12.000…). Porque, claro, Altaya pidió “licencia” a Games Workshop: todo el material era de GW; de hecho las razas era prácticamente un resumen de lo que había en el bestiario de 5ª. Esto es algo bastante habitual en el mundo de los coleccionables si se refieren a algo que es propiedad de otra empresa.
Una foto de la primera página del primer escenario. Se iban explicando las reglas poco a poco. Un sistema genial.
En las empresas que sacan coleccionables, desde que alguien en marketing decide hacer un coleccionable hasta que sale a la venta pueden pasar años (no, no sé si la idea salió de Altaya o de Games Workshop, pero normalmente suele salir de la editora). De hecho he visto prototipos de coleccionables de RBA que, si salen, saldrán a la venta en 2015 como muy pronto (y obviamente no diré nada, que quizá haya espías de Planeta leyendo ésto
La jugada salió muy, muy bien. Altaya aprovechó que Warhammer estaba (en España) en uno de sus momentos álgidos (por no hablar de su momento más álgido) y la colección vendió como churros; Games Workshop consiguió ganar dinero con las matrices (insistimos, Games Workshop, como cualquier otro fabricante de “gadgets”, SIEMPRE gana dinero), y encima consiguió enganchar a un montón de nuevos jugadores (que se encontraron con que había una nueva edición y con miniaturas mucho más chulas). He conocido a mucha gente que entró en Warhammer gracias a los fascículos, y creo que contribuyó a que en Sexta fuera cuando España pasó a ser casi “el país ejemplar” para Games Workshop.
De hecho salió tan, tan bien que Altaya hizo una reedición de la colección (en 2002 si no recuerdo mal). Aunque más que “reedición” debería llamarlo “reimpresión”, pues era exactamente igual (lo que me hace pensar que los moldes de aquellas matrices de plástico deben estar aún en Games Workshop), y ahí sí que olía mal eso de reglas de Quinta cuando Sexta llevaban un par de años en danza.
Y con el número 1, tenías un montón de Orcos de Moria más… ¿quién no ha tenido doscientos Orcos de Moria en casa?
Y sí, sabiendo que había matrices pequeñas de Marines y Genestealers, podrían haber hecho lo mismo con Warhammer 40.000… ¿por qué no se hizo? No lo sé. En España “tiraba” más Warhammer que 40k por aquél entonces, supongo que cuando se plantearon el cambio ya había pasado el “año del cambio” en Games Workshop (hablaré de esto muy pronto).
Supongo que la pregunta que tenéis todos en mente es si se podría hacer algo así hoy en día. Mi respuesta es que creo que no. Primera, por el tema gadgets. La colección de Warhammer se basaba en unas matrices de plástico pequeñas, muy baratas de producir, encima se trataba de matrices “antiguas”, con coste fijo (escultor, fabricación del molde) ya amortizado, y que se vendían a precio muy bajo en las tiendas (otro día hablaré de esto). Es la parte buena de las miniaturas viejas monopose: son todas iguales, pero son MUY baratas de producir. Lo que Games Workshop hace hoy en día son otro tipo de miniaturas: muchísimo más detalladas y muy poco lineales, pero eso implica hacer varias matrices y despiezar estilo puzzle. No puedes vender una matriz de la caja sin las otras. Y este “nuevo estilo” de miniaturas NO es compatible con un “troceo” para coleccionables. “Dentro de 3 entregas podrás montar diez esqueletos”… no, no lo veo. Además no sé a qué precio podría vender Games Wokshop esas miniaturas a un posible reeditor. Una matriz pequeñita (un personaje) vale entre 12 y 25€ hoy en día, ¿acaso permitirían que hubiera dos de esas matrices a 9.95€? Segunda, tampoco sé si están muy interesados en ello, ha habido muchísimos cambios internos en Games Workshop en estos últimos 15 años y ahora parece que apuestan por otro tipo de enfoque más que “vamos a intentar enganchar a la gente con coleccionables”.
Lo que sí sé es que ese coleccionable guarda un agradable rincón en el corazón de muchos warhammeros y que fue una entrada maravillosa a este mundillo para muchos.Cargad: [Warhammer] El coleccionable de Altaya.- Saludos, Señores de la Guerra. Muchos “de la vieja escuela” recordaréis (probablemente con cariño) que en septiembre del año 2000 salió un coleccionable de esos del quiosco, a cargo de Altaya, sobre Warhammer. Creo que fue la primera vez que se vio un anuncio de Warhammer por la televisión, por lo que para muchos fue la primera vez que oyeron el nombre (y estoy convencido que para muchos fue la entrada a este maravilloso mundo de nuestro hobby).
Antes de nada, espero que me perdonéis pero os voy a meter un “rollo” sobre el mundillo de los coleccionables (ahora que estoy metido en el tema XD). Para empezar, lo más curioso es que legalmente uno compra el fascículo, y viene con regalos (llamados “gadgets” en la industria); no al revés… aunque la mayoría de gente compra los coleccionables por los gadgets. Sé que pensáis (y yo mismo lo hacía) que, viendo el precio al que puedes comprarlo por separado, es un timo. Pero creedme, los fascículos NO están para comprar el gadget y punto, sino porque se quiere la colección.
Además, que no es el mismo precio. Pongamos un fascículo de 10€. De esos 10€, entre 3€ y 4€ se los queda el tendero (quiosquero), y entre 2 y 3€ se lo queda papá Estado para hacernos felices a todos
Y sí, con los números 1 de cualquier colección, el márgen está súper ajustado, de forma que se gana MUY poco con cada fascículo número 1 vendido (pero algo se gana SIEMPRE). Cuando se gana más es con las suscripciones y el “factor enganche”, que la gente pique el anzuelo. Para ello no basta con hacer gadgets que gusten; tienes que hacer una colección que interese, que sea completa y que tenga algo que sólo puedes conseguirlo ahí. Y todo eso, mostrar lo que la colección puede hacer, tiene que estar condensado en el número 1.
Vale. Ya os he metido el rollo XD, pero ahora sabéis un poquito más sobre el mundo de los coleccionables. En el caso que nos atañe, este coleccionable de Warhammer de Altaya venía (como gadgets) con miniaturas de plástico Citadel, algunas pinturas (o pinceles… ¡anda que no usé yo esos pinceles!), dados… vamos, un poco de todo. Y sí, lo que venía (aparte del fascículo) en cada número no solía costar más de 1€… comprado al mayor a Games Workshop.
El primer número si no recuerdo mal costaba 495 pesetas (unos 3€, ¿alguien puede verificarlo?), y además del fascículo venían cuatro pinturas, un pincel, un par de dados, dos arqueros bretonianos y dos Orcos (uno con arma de mano y uno con arco). Como podéis suponer, para muchos esos 3€ eran muy tentadores para pillar dos, tres o cuatro “números 1″. De hecho, por 18€ podías tener (además de 6 pinceles, dados y bastante pintura “básica”) doce arqueros bretonianos y doce Orcos. Un buen precio, teniendo en cuenta que la caja de 14 (¿14?) Guerreros Orcos valía 3.200 pesetas (unos 20€), por lo que salías ganando bastante. Sí, eran los orcos de Quinta… pero si estabas pensando en empezar (o ampliar) un ejército pielverde, se trataba de un muy buen precio si sólo pensabas en los gadgets.
El segundo número (ya a 995 pesetas, 6€) tenía, además del fascículo, cuatro Arqueros Bretonianos más y ocho Goblins (cuatro arqueros y cuatro lanceros). De nuevo “salía a cuenta”; con tres “número 2″ (18€) tenían 24 goblins, y la caja de goblins “normal” tenía 20 goblins por 20€… y eso sin contar con los bretonianos. El tercer número empezaba con las otras razas, y además de un botecito de pintura verde venía con cuatro esqueletos. El cuarto traía un Caballero Bretoniano, y el quinto cuatro Orcos Negros de plástico. Y a partir de ahí se iban alternando los números con bretonianos y/o pielesverdes, con los números de “otras razas”.
Si te hacías la colección completa (que creo que era de 40 números) acababas con un ejército inicial bretoniano (26 arqueros y 12 Caballeros; si ya tenías la caja de Quinta era un interesante refuerzo… aunque todo fueran básicas), un más que buen ejército pielverde (42 orcos, 42 goblins, 12 orcos negros y 2 fanáticos) y varias miniaturas de los demás ejércitos de Warhammer. Todo miniaturas de plástico y todo de los ’90 (monopose salvo los Saurios y Caballeros del Reino). Sí, podéis deducir que Altaya compró a Games Workshop esas miniaturas a 1€ más o menos… Como eran matrices cuyo coste fijo estaba más que amortizado (y su coste variable era de mucho menos de 20 céntimos por matriz, y estoy incluyendo transporte y almacenaje) podéis ver que incluso comprando a esos precios tan bajos Games Workshop tuvo beneficio. (Y sé que muchos pensáis, “joder, a 1€ yo le compraría docenas de matrices”…)
Pero lo más interesante no eran las miniaturas (te cagabas en todo el fascículo en que te venían dos Enanos del Caos), sino los fascículos en sí; la colección estaba bastante bien diseñada. Como suele ocurrir en este tipo de colección, los fascículos se dividían en varias secciones: razas (donde se explicaban las razas del mundo de Warhammer), las reglas, hobby (pintura, modelismo, escenografía), escenarios (para ir aprendiendo a jugar) y cómic (Malus Darkblade). Sinceramente, no sé si se podría haber diseñado el coleccionable de alguna forma mejor… pero creo que no.
El diseño del coleccionable (así como la escritura de los escenarios) me comentó un colega (ex-polo rojo de la vieja tienda de Glòries) que fue un encargo a un empleado de Games Workshop (no recuerdo el nombre); le ofrecieron escribir la colección a cambio de una cantidad de dinero. Tenía que diseñar, estructurar, dividir y crear los fascículos. Lo siento, no recuerdo la cantidad, sé que en su día me pareció bastante, pero ahora veo que para el curro que fue, tampoco era para tirar cohetes (no sé si serían 6.000€, 10.000€ o 12.000…). Porque, claro, Altaya pidió “licencia” a Games Workshop: todo el material era de GW; de hecho las razas era prácticamente un resumen de lo que había en el bestiario de 5ª. Esto es algo bastante habitual en el mundo de los coleccionables si se refieren a algo que es propiedad de otra empresa.
Una foto de la primera página del primer escenario. Se iban explicando las reglas poco a poco. Un sistema genial.
En las empresas que sacan coleccionables, desde que alguien en marketing decide hacer un coleccionable hasta que sale a la venta pueden pasar años (no, no sé si la idea salió de Altaya o de Games Workshop, pero normalmente suele salir de la editora). De hecho he visto prototipos de coleccionables de RBA que, si salen, saldrán a la venta en 2015 como muy pronto (y obviamente no diré nada, que quizá haya espías de Planeta leyendo ésto
La jugada salió muy, muy bien. Altaya aprovechó que Warhammer estaba (en España) en uno de sus momentos álgidos (por no hablar de su momento más álgido) y la colección vendió como churros; Games Workshop consiguió ganar dinero con las matrices (insistimos, Games Workshop, como cualquier otro fabricante de “gadgets”, SIEMPRE gana dinero), y encima consiguió enganchar a un montón de nuevos jugadores (que se encontraron con que había una nueva edición y con miniaturas mucho más chulas). He conocido a mucha gente que entró en Warhammer gracias a los fascículos, y creo que contribuyó a que en Sexta fuera cuando España pasó a ser casi “el país ejemplar” para Games Workshop.
De hecho salió tan, tan bien que Altaya hizo una reedición de la colección (en 2002 si no recuerdo mal). Aunque más que “reedición” debería llamarlo “reimpresión”, pues era exactamente igual (lo que me hace pensar que los moldes de aquellas matrices de plástico deben estar aún en Games Workshop), y ahí sí que olía mal eso de reglas de Quinta cuando Sexta llevaban un par de años en danza.
Y con el número 1, tenías un montón de Orcos de Moria más… ¿quién no ha tenido doscientos Orcos de Moria en casa?
Y sí, sabiendo que había matrices pequeñas de Marines y Genestealers, podrían haber hecho lo mismo con Warhammer 40.000… ¿por qué no se hizo? No lo sé. En España “tiraba” más Warhammer que 40k por aquél entonces, supongo que cuando se plantearon el cambio ya había pasado el “año del cambio” en Games Workshop (hablaré de esto muy pronto).
Supongo que la pregunta que tenéis todos en mente es si se podría hacer algo así hoy en día. Mi respuesta es que creo que no. Primera, por el tema gadgets. La colección de Warhammer se basaba en unas matrices de plástico pequeñas, muy baratas de producir, encima se trataba de matrices “antiguas”, con coste fijo (escultor, fabricación del molde) ya amortizado, y que se vendían a precio muy bajo en las tiendas (otro día hablaré de esto). Es la parte buena de las miniaturas viejas monopose: son todas iguales, pero son MUY baratas de producir. Lo que Games Workshop hace hoy en día son otro tipo de miniaturas: muchísimo más detalladas y muy poco lineales, pero eso implica hacer varias matrices y despiezar estilo puzzle. No puedes vender una matriz de la caja sin las otras. Y este “nuevo estilo” de miniaturas NO es compatible con un “troceo” para coleccionables. “Dentro de 3 entregas podrás montar diez esqueletos”… no, no lo veo. Además no sé a qué precio podría vender Games Wokshop esas miniaturas a un posible reeditor. Una matriz pequeñita (un personaje) vale entre 12 y 25€ hoy en día, ¿acaso permitirían que hubiera dos de esas matrices a 9.95€? Segunda, tampoco sé si están muy interesados en ello, ha habido muchísimos cambios internos en Games Workshop en estos últimos 15 años y ahora parece que apuestan por otro tipo de enfoque más que “vamos a intentar enganchar a la gente con coleccionables”.
Lo que sí sé es que ese coleccionable guarda un agradable rincón en el corazón de muchos warhammeros y que fue una entrada maravillosa a este mundillo para muchos.
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